sábado, 19 de junio de 2010

jueves, 27 de mayo de 2010

Empanadas




EMPANADAS DE CARNE


Ingredientes :
Masa:
4 tazas de Harina
1 taza de manteca vegetal
1 taza de Margarina
1 cucharadita de sal
1 ¼ taza de Agua helada
½ cucharadita de polvo de hornear

Relleno:
1½ taza de Cebolla picada en cuadritos
¼ de taza de aceite, aproximadamente
½ k (1lb 2 oz) de Carne Molida
Sal
Pimienta
Pimentón o páprika
1 cucharadita de Ají molido o al gusto
2 a 3 Huevos cocidos en trocitos
Trozos de Aceituna (opcional)
1 Yema de huevo
1 cucharada de Leche
Azúcar en polvo
































jueves, 20 de mayo de 2010

Comidas del Siglo 19


La comida es un ritual, una tradición y una necesidad que se realiza en comunidad con un juego de cubiertos, una vajilla y un juego de copas. En el siglo XIX, las comidas estaban gobernadas por tres unidades: una de lugar, el comedor que se instala como espacio exclusivamente dedicado a comer; una de tiempo, es decir, el comer estaba sujeto a horarios, y una de acción, materializada por el “service a la russe” (la comida es trinchada y aderezada en la cocina para ser enviada a la mesa).Una gruesa tajada de pan sobre la que se ponía la comida, el cuchillo que se llevaba en la cintura, los dedos de ambas manos y rústicos platos de madera y arcilla, fueron durante siglos la única vajilla y servicio con que el hombre occidental se sirvió la comida. Paralelamente la historia de la comida en sí misma evolucionaba rápidamente, con preparaciones cada vez más sofisticadas y espectaculares. Quizás la transformación más significativa que sufrió el arte de la mesa en el siglo XIX, fue la adopción del service a la russe, en que los platos ya se servían en la cocina aumentando la velocidad del servicio y mejorando las condiciones en que los manjares llegaran a los paladares. Este servicio requería un maitre d’hotel que oficiase de organizador del evento, personal numeroso y un preciso diagrama de disposición de la mesa. El siglo XIX fue testigo de cómo el servicio de mesa se extendió a ser no sólo un juego de vajilla unificada, sino un conjunto al que se sumaron el servicio de cristalería y de orfebrería. Paralelamente no sólo se multiplicaron las formas y funciones de los objetos destinados al servicio de mesa, sino también los utensilios de cocina.

En el siglo XIX la comensalidad tenía un importante peso en la vida cotidiana. Las comidas, refrigerios de las tertulias, meriendas y cenas se constituyen en una de las principales preocupaciones de las familias burguesas.

A partir de los testimonios de los viajeros que visitaron ciudades españolas decimonónicas podemos constatar como a la frugalidad de las tertulias se correspondían unas comidas y cenas abundantes y elaboradas.Se puede constatar cierta continuidad en los gustos de los bilbaínos en lo que a alimentación se refiere: las angulas, la pastelería francesa, cordero, pescado fresco, frutas y verduras frescas, etc; siendo el pan, producto básico, objeto de constante preocupación, era básico su puntual y sobrado abastecimiento.